Los armenios pasan la Navidad en ayunas. Mientras para muchos esta época es sinónimo de deliciosos platos de comida, para ellos es preferible no comer incluso desde tres días antes de la fecha para poder recibir la comunión con el estómago vacío.

Muchas familias japonesas, gracias a una campaña publicitaria que se desarrolló hace 40 años, han adoptado al pollo frito de los restaurantes de comida rápida Kentucky Fried Chicken como alimentos típicos para esta época.

Ded Moroz es el equivalente a Santa Claus en los países eslavos, aunque a diferencia de él, Ded Moroz entrega sus regalos personalmente.

La Befana es una mujer con aspecto similar al de una bruja. En Italia, ella es quien entrega los regalos a los niños que se portan bien y no Santa Claus.

Krampus es el diablo navideño. Los jóvenes de Austria y Hungría se disfrazan de él y asustan a los niños que se han portado mal durante el año.

Caganer son unas estatuillas que se esconden en los nacimientos catalanes que representan fertilidad, esperanza y prosperidad. Existen versiones similares de esta estatuilla en algunas regiones de Italia y Portugal.

En Oceanía, la Navidad se celebra bajo un intenso verano. Precisamente, en Nueva Zelandia, el Pohutukawa es un árbol que florece en diciembre y se emplea como árbol navideño.

Esta tradición se lleva a cabo en la ciudad de Gavle, Suecia. En ese país, se quema una cabra de paja y se adornan los árboles navideños con objetos semejantes a este animal.

Zwarte Piet llega a Holanda y Flandes desde España poco antes de la Navidad para llevarse consigo a los niños que se han portado mal durante el año. Con el tiempo, la sociedad ha dejado de lado sus características más malévolas.

Olentzero es un minero del País Vasco que, según la tradición, fue a adorar a Jesús a Belén. Por eso, él les lleva regalos a todos los niños en la Noche Buena.